La pregunta que se hacen los jóvenes actualmente es ¿como?, si es cierto que la historia dice que fue un dictador nefasto, que solo arruinó al país, que sucede entonces con toda la estructura que está a la vista de todos, ¿fue mala idea construirla?Es posible que por necesidades políticas de finales del siglo XIX se haya difundido toda esa temática del dictador nefasto y que para principios del siglo pasado haya culminado en el supuesto derrocamiento que no existió.
Basta revisar los periódicos de la época donde queda muy claro que de manera pacífica Porfirio Díaz cedió la silla del presidente con el único objetivo de que no se derramara sangre y prueba de ello es que fue despedido con honores.
La visión de ese presidente me parece acertada ya que durante el siglo XIX el país nunca pudo realmente vivir en paz por el reparto del botín político que causó tantas rivalidades y tantos asesinatos y traiciones que impedían avanzar.
Los postulados de la reforma me parece que gozaban de toda la aceptación, pero el ponerlos en práctica no era fácil, había que hacer algo muy firme para poder avanzar, y lo que se necesitaba primero era dinero que no lo había en las arcas.
El asunto del petróleo comenzaba a dar frutos en el mundo y México no era la excepción, de manera que la forma como Porfirio Díaz lo resolvió, comenzó a generarse un torrente de divisas que ayudaron a levantar la economía del país.
Pero había muchas cosas que resolver y muchas de esas eran “cargas” arrastradas del momento histórico que se estaba viviendo y solo una mano dura como la de Díaz que como militar había practicado con triunfos como el del 5 de mayo en Puebla.
Creo que Díaz ha sido criticado fuertemente, pero de no haberse hecho así, no puedo imaginar que hubiera pasado hasta el presente.

Siempre se ha dicho que estamos sentados en un barril de oro y no atinamos a abrirlo, porque cuando alguien lo trata de abrir, los otros se suben sobre él para que siga cerrado.
Juntos podemos descubrir que es lo que falta para poder abrir ese barril, creo yo
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